CAPÍTULO
2
SORPRESAS
—Y tú que pensabas que el laboratorio no se volvería un caos por un día
que me tomara libre... — dice Bones entre dientes dirigiéndole una mirada de
"Te lo dije" a Booth — Además, ¿Qué tiene eso de raro? estamos en el
Limbo de todas maneras, está lleno de esqueletos...
— pregunta la doctora Brennan, sin salir de su perplejidad mientras disiente al ver el tiempo que les tomará clasificar y pegar cada uno de los restos que fueron destrozados por la caída...
— pregunta la doctora Brennan, sin salir de su perplejidad mientras disiente al ver el tiempo que les tomará clasificar y pegar cada uno de los restos que fueron destrozados por la caída...
—Bones... — dice Booth suspirando, intentando no insultar a su compañera
debido a su más que conocida ingenuidad — ¿Acaso no te has dado cuenta de que
solo hay siete contenedores en el suelo?
—Oh... — responde la antropóloga a manera de disculpa mientras se pone
de pie nuevamente y observa al interno, quien está terminando de ser vendado —
Bien Señor Fisher, tal como el Agente Booth acaba de indicarle, usted se
encargará de reclasificar y recomponer los huesos... si necesita mi ayuda
estaré en mi oficina.
—¿Le sucede algo a la Doctora Brennan? — dice la mujer afroamericana
mientras observa a la aludida abandonar El Limbo.
—¿De qué hablas Camille? — pregunta Booth un tanto confundido, ya que
sigue enfocado en su libreta de apuntes.
—Seeley, ella jamás dejaría a un interno trabajando solo con un cadáver,
menos aún cuando son tantos...
—Ya ni hablemos de estar de acuerdo con usted Agente Booth... — dice
Fisher mientras se levanta de la escalera y comienza a recoger los restos y
colocándolos en un contenedor — … ninguno de nosotros los ha visto estar de
acuerdo en nada. Jamás.
—Tú regresa a los esqueletos Fisher, que para eso te contrataron... —
ordena Booth mientras coloca su libreta en su bolsillo y comienza a dar pasos
agigantados para poder evadir algunas astillas y trozos de hueso que están en
su camino a la salida —… yo iré a hablar con ella.
***
"Como mi día quedó arruinado a causa de ese tonto incidente,
supongo que debería de ocuparme en algo..." — pienso mientras tomo asiento
frente a mi escritorio y enciendo la computadora — "...tal vez debería de
continuar mi libro, llevo mucho tiempo sin escribir algo y mi editor está
presionando."
—¿Qué demonios acaba de pasar allá? — me interrumpe bruscamente una voz
masculina, por lo que levanto la vista de la pantalla para confirmar mis
sospechas de quien se trata.
—¿De qué hablas Seeley? — le respondo regresando la vista a la pantalla.
—¿Por dónde empiezo? — responde con una tercera pregunta, mientras
comienza a contar con el índice de la mano derecha — Primero, acabas de dejar a
un interno trabajando solo con ocho cadáveres, y para más señas tenía que ser
Fisher, y ambos sabemos que no es muy buena idea dejar a un tipo deprimente con
8 esqueletos.
—Booth, tú más que nadie sabe que los internos necesitan trabajo de
campo, no importa que tan deprimentes o macabras sean sus aficiones, así que
nunca está demás dejarlos solos.
—Concuerdo... pero eso no responde la segunda cuestión: ¿Desde cuando
estás de acuerdo con lo que yo digo? es más... ¿Desde cuando me llamas Seeley?
—¿Eso es algo malo? — le respondo mientras me pongo de pie y lo miro a
los ojos con una sonrisa que es correspondida de inmediato — una persona tiende
a equivocarse de vez en cuando.
—Sí, pero tú no lo haces muy seguido...
—¿Cuál es la tercera pregunta?
—¿Còmo debería de cobrarte lo que me debes de esta mañana? — responde el
agente viéndome con cara de malicia — ¿Qué te parece un poco de sexo salvaje en
la oficina?
—Sabes perfectamente que no podemos hacer eso, estamos en un lugar lleno
de gente y la oficina tiene ventanas...
—¿Por qué no? Sweets y Daisy lo hacen todo el tiempo...
—Nada de sexo en el trabajo... además el sexo salvaje puede dañar al
bebé...
—Está bien, no hay sexo... — dice con una sonrisa, pero eso no detiene
la negociación — ¿Qué tal una cena romántica a la luz de las velas?
—Seeley, no tengo tiempo para eso hoy, tengo que terminar este capítulo
de mi libro antes de que mi editor me mate...
—Está bien... ¿Qué tal un beso como premio de consolación? — dice el
agente poniéndose al lado del escritorio a mi escritorio e inclinándose hacia
mi rostro.
—En la mejilla — le respondo sonriendo, ya que sé que no se desharé de
él hasta que lo complazca.
—En la boca — dice él comenzando la negociación.
—En la mejilla.
—Quiero un beso francés.
—En la mejilla.
—¿De lengüita?
—¡Seeley!
—¿Cambia chicles?
—¡Bien, esto ya cayó en lo ridículo! ¡Ni siquiera estoy mascando chicle!
— le contesto, aunque sé que solo está jugando conmigo, le sigo la corriente ya
que estoy desesperada ante su insistencia. Esto hace que Booth se desternille
de la risa.
—¿Qué tal un beso de trompita? —
pregunta una última vez inclinándose hacia mì levantando los labios para
enfatizar el tipo de beso que quiere.
—Está bien... pero solo uno, después me tienes que dejar trabajar
tranquila... — respondo cediendo finalmente, me pongo de pie y tomo sus manos
hasta que finalmente y finalmente nos damos un tierno y lo que se supone iba a
ser un corto beso en la boca hasta que...
—Doctora Brennan, necesito que me de su informe del caso del boliche... —
interrumpe una voz femenina, mientras su dueña levanta la vista de su archivo y
ve a la pareja en tal situación comprometedora.
***
—¿Por qué la Doctora Saroyan me habrá enviado a analizar estos restos al
Angelatrón? Ángela no estará aquí hasta dentro de algunas semanas — dice para
sí mismo el larguirucho interno de turno en el Jeffersonian mientras avanza por
los pasillos del laboratorio hasta llegar a una oficina llena de retratos,
bocetos hechos con lápiz y algunos esqueletos falsos. — ¿Qué haces aquí
Wendell? — Pregunta Fisher confundido al ver que frente a una pantalla plana de
la computadora en lugar de una mujer embarazada en bata azul se encuentra un
hombre rubio y más joven que él y de bata gris.
—Hola a ti también Fisher — responde el aludido dándose la vuelta, — la doctora Saroyan me dijo que tenías unos
restos para que los analizara en el Angelatrón.
—¿Qué demonios haces aquí Wendell? — responde el otro interno revisando el gafete del otro interno en este
aparece la palabra "INTERNO", pero sobre ella aparece una improvisada
nota a mano que dice: "Artista forense de reemplazo" — Tenía
entendido de que solo pueden tener a un interno trabajando por caso...
—Yo no estoy menos sorprendido que tú Fisher, pero no me mandaron aquí
como antropólogo, sino para reemplazar a Ángela debido a su licencia por
maternidad.
—¿Y desde cuando eres experto en supercomputadoras?
—No soy precisamente un experto, pero Ángela me enseñó ayer, así que
puedo ayudarte a reconstruir los restos sin ningún problema...
—¿Y qué hace ella en la pantalla de tu laptop?
—Hola Fisher, ¿Cómo sigue tu brazo?— se oye la voz de Ángela desde la
computadora, saludando con la mano —… y Wendell, espero que no lo dejes tocar
mi computadora en lo que trabajan juntos.
—No te preocupes Ángela, no lo dejaré... — responde el interno mientras
cierra la sesión de video y pone la computadora en hibernación — Fisher, dije
que sabia como funcionaba el Angelatrón, no que sabía todo de él...
—Ya que no tengo más opción, supongo que deberíamos de empezar a
trabajar antes de que la Doctora Saroyan nos encuentre discutiendo.
—Estoy de acuerdo... — ya que ambos internos se han puesto de acuerdo,
cada uno de ellos toma un grupo de huesos y comienzan a escanearlos con la
computadora.
—Wendell, ¿Puedes incrementar un poco el zoom en esta parte? — dice
Fisher tras 5 minutos de silencio, mientras señala la parte superior de un
fémur.
—Claro... — responde el otro interno mientras toma el control de la
computadora y comienza a manipularlo, pero la pantalla empieza a moverse
locamente mientras aleja y acerca el zoom.
—¡¿Qué haces Wendell?! ¡¿No que sabías como utilizar la computadora?
—¡Claro que lo sé! ¡Solo necesito hacer un par de cosas aquí...!
—¡Ves! ¡No sucede nada! — diciendo esto, Fisher toma con fuerza el
tablero de control, pero Wendel se resiste a dejarlo ir — ¡Déjame intentarlo!
—¡No puedes Fisher! ¡Si Ángela te descubre usando su computadora ambos
estamos muertos!
Durante toda la discusión por ver quien tenía en control, ninguno de los
internos se dio cuenta de que por accidente presionaron un botón que no debían.
Esto causa que en la pantalla del Angelatrón empiecen a salir imágenes
totalmente al azar: una explosión atómica, niños jugando, cadáveres,
reconstrucciones de crímenes y hasta un gatito jugando con un cráneo.
—Oh—oh — dice Fisher confundido
ante la escena de la computadora — amigo, creo que a la computadora le entró un
virus o algo así.
—¿De qué estás hablando? —dice Wendell volteando hacia la pantalla y ve
toda la serie de imágenes — ¡Por Dios Fisher! ¡¿QUÉ HAS HECHO?! ¡Presionaste
Pulgar!
—¿Yo? ¡Tú eres el experto en supercomputadoras!
—¡Vete de aquí fisher!¡Deja los restos, yo me encargo del análisis
después!
—Wendell, yo no...
—Vete antes de que me enoje...
—Pero... — Fisher no puede continuar ya que Wendell apunta directamente
hacia la salida.